Maldito encanto con el que me conquistas.

Sal de mi cabeza, de mi mente, de mis pensamientos. Deja de provocarme mariposas en el estómago, deja de ponerme los pelos de punta, deja de revolucionar mis hormonas. Olvídate de ponerme caritas, olvídate de mandarme besitos, olvídate de ser tan bipolar conmigo. Abandona esos encantos cuando me hablas, abandona esa cosa que te hace ser tan jodidamente adorable, tan lindo porque lo único que haces es que tenga ganas de abrazarte, de besarte, de decirte quiéreme, de irme contigo, de mandarte corazoncitos ♥ multiplicados por un número infinito. Deja de ser tú cuando hablas conmigo porque me gusta, me gusta que seas diferente, que me lleves la contraria, que me saques de quicio, que me sorprendas, que me digas cosas inesperadas y que nunca nadie me ha dicho, pero sobretodo me gusta que aún a pesar de todo, sigas estando igual conmigo.

Te odio por ser así, 

pero más me odio a mí 

porque no me dejas de gustar.

La vida es menos puta si estás a mi lado.

Nunca podrás tener un corazón vacío, siempre está habitado por alguien, por ciertas personitas que te hacen querer más la vida. Sabéis de quiénes hablo ¿no? Nuestras hermanas, nuestros yang, nuestras amigas. 

 Es curioso, todo empieza a lo mejor desde que eras enana o simplemente en el instituto. Al principio es solamente una más, una compañera de clase, una persona insignificante en tu vida que ves todos los días. Y luego, ocurre. Convierte una lágrima una sonrisa. Te hace reír hasta en los momentos menos oportunos pero no te importa, es ella. Te pregunta cada día, aunque sepa que le vas a contestar lo mismo. Cada cosa pequeña, con ella es grande. Hace de un momento normal un recuerdo inolvidable. Te aplasta a abrazos, te engorda a besos, te boza a cariños. Se convierte en tu rutina.  Llora contigo, de risa y de dolor. Está en todos los momentos, buenos, malos, íntimos, graciosos... Conquista tu corazón, y en un momento te encuentras anestesiada con amor, con su amor. La chispa que te enciende.

Es de ambas, es verdadero, es leal, es amistad. Una pequeña palabra tan jodida, que te permite respirar en los momentos submarinos.