La vida es menos puta si estás a mi lado.

Nunca podrás tener un corazón vacío, siempre está habitado por alguien, por ciertas personitas que te hacen querer más la vida. Sabéis de quiénes hablo ¿no? Nuestras hermanas, nuestros yang, nuestras amigas. 

 Es curioso, todo empieza a lo mejor desde que eras enana o simplemente en el instituto. Al principio es solamente una más, una compañera de clase, una persona insignificante en tu vida que ves todos los días. Y luego, ocurre. Convierte una lágrima una sonrisa. Te hace reír hasta en los momentos menos oportunos pero no te importa, es ella. Te pregunta cada día, aunque sepa que le vas a contestar lo mismo. Cada cosa pequeña, con ella es grande. Hace de un momento normal un recuerdo inolvidable. Te aplasta a abrazos, te engorda a besos, te boza a cariños. Se convierte en tu rutina.  Llora contigo, de risa y de dolor. Está en todos los momentos, buenos, malos, íntimos, graciosos... Conquista tu corazón, y en un momento te encuentras anestesiada con amor, con su amor. La chispa que te enciende.

Es de ambas, es verdadero, es leal, es amistad. Una pequeña palabra tan jodida, que te permite respirar en los momentos submarinos.